sábado, 9 de junio de 2012

Causas perdidas




Cuando cuento que estoy en un movimiento cristiano la gente se me queda mirando con expresión escéptica. No sé qué llama más la atención: si lo de cristiano, que hoy cotiza tan a la baja en medio de mareas financieras y exabruptos episcopales; o lo de movimiento, acostumbrados como estamos a vivir en la parada, en lo estático o, con suerte, en la inercia. Algunos de los que me miran raro cuando declaro mi pertenencia a Profesionales Cristianos (PX) lo hacen, sin duda, por el apelativo creyente. Pero estoy seguro de que otros muchos me identifican con las revoluciones pendientes del siglo pasado o con organizaciones simbólicas pasadas de moda entre la gente decente. Léanse partidos políticos, sindicatos o asociaciones. Las perplejidad de las dos miradas me reta, en uno y otro caso, a explicar bien aquello que Marina decía, recordando a Russell, por qué soy cristiano.

Ayer celebramos en la casa de dos compañeros de PX la última de las reuniones dedicadas a compartir los proyectos de vida. La experiencia sobre caminar juntos ya la narré hace un tiempo, así que no me detengo en su riqueza. Hoy quería entresacar la frase que dijo Jofe, que nos acogía, a modo de reflexión lapidaria. “A veces me pregunto por qué siempre estoy en las causas perdidas”. La entresaco y la ensaco, en la mochila de las verdades sugeridas. 

Las causas perdidas de mi amigo Jofe se pelean en el terreno político de su pueblo, en el social de la calle, en el trabajo en el Instituto… sus molinos de viento llevan nombres de grandes empresas y empresarios que tratan de imponer un modelo de desarrollo economicista y obsoleto; llevan rostros de administraciones públicas que vuelven la cara al sentido común, a la justicia y a la opción por lo colectivo; están en lo oculto del día a día, en lo interno de cada uno, y su derrota es sacar lo mejor del profe que quiere ser, lo mejor de la concejalía que me han encargado y lo mejor del compañero, maestro y acompañante.

Esas son las causas perdidas que Jofe y Jini, su compañera, asumen como propias; las que transmiten y contagian con la alegría de los que se saben en camino y en marcha. Las causas perdidas que se iniciaron en lo profundo de la indignación personal, en la rabia contenida de un estonopuedeser. Son luchas que nacieron con el estigma de lo imposible, porque imposible es parar una refinería; imposible es proponer un modelo distinto de política, siquiera en lo local. Imposible es acostarse cada día pensando en cómo ser mejor profe para los chavales y levantarse con ganas renovadas de empezar casi de nuevo, con más y mejores ilusiones. Todo eso es inviable.

En el atardecer de Los Santos de Maimona, en el hogar pequeño y sencillo, lleno de vida, grande de sueños y pleno, las causas perdidas de Jofe vibraban en el aire con la insatisfacción hambrienta de un mundo nuevo. Y, de alguna manera, yo siento la conexión de lo posible en lo que surge, como milagro, detrás de las luchas de gente así. Y contemplo el milagro cotidiano de alumnos que aprenden y disfrutan, que encuentran respuestas en nuestra labor docente. Observo la chispa increíble de partidos alternativos, como el CIS donde milita Jofe, o el M+J, que no se cansan de proponer y de denunciar. Me interroga y me cuestionan las gentes que no se rinden, como los mineros de León o como los estudiantes de la UEx encerrados en la Biblioteca Central. Disfruto cuando leo que el 15M ha recaudado el dinero suficiente para la querella contra Rato

Y me esperanzan los gestos que hacen que todo mantenga el aura luminosa de que existen motivos para creer que hay causas que no nacieron muertas. Que no están perdidas.

2 comentarios:

  1. Felicidades Jofe y Jini. Además de todas estas cosas, ambos optan por la agricultura ecológica, por el consumo responsable, por la banca ética, por el proyecto "Red de Jóvenes.Subiendo el Sur" desde sus institutos y colegios. Por una educación de calidad que no entiende de recortes. Enhorabuena a ambos y gracias por compartiros con los demás. Bonito post.

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  2. Yo cuando sea mayor, quiero ser como ellos...

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